El por qué creo que el aborto no es una buena idea

La duda es el motivo, o una seguridad. No concibo esa idea porque simplemente pongo en duda que ese embrión, tenga horas, días o meses (ya un feto), no sea humano. Creo que el punto de inicio, la cuestión en tela de juicio aquí es: «es humano o no lo es». Si no lo es – y muchos parecen pensarlo – puede matarse. ¿Pero quién nos asegura que no es humano? Hay un principio que dice algo así como “hacer el menor daño”. Asumiendo que sea humano, ¿cómo podemos matar a un ser indefenso? ¿Cómo podemos afirmar que no es humano y liquidarlo? La historia de la humanidad se ha escrito con sangre sólo deshumanizando al enemigo. ¿Es ese feto un enemigo? Yo prefiero pensar que es humano y por lo tanto, no puede matarse a un congénere. Prefiero darle el beneficio de la duda. Este quizás sea un motivo simplista. Hace años que pienso así y es la primera vez que lo expreso en palabras. Más allá de la religión que cada cuál profese, se trata de una cuestión de humanidad. Decido respetar su vida.

Hay un potencial de desarrollo en ese ser humano aún no nacido. Puede llegar a ser un Hitler, un Mengele o un Jack el Destripador; pero también podría ser un Mozart, un Einstein o un Pasteur. No lo sabemos. ¿Por qué truncar su desarrollo? ¿Habremos retrasado la aparición de la vacuna contra el cáncer porque algunos abortaron? Quizás la lotería de la vida no resulte tan favorable para ese niño pero, ¿debemos quitarle la vida aunque no lo sepamos? ¿Quién tiene la bola de cristal?

Hay quienes hablan de la vida de las madres, del derecho de decidir que tienen sobre su cuerpo. ¿No es peor matar a un ser indefenso? Si esas “madres” corren el riesgo de morir, ¿por qué no se cuidaron (o las cuidaron) antes de arriesgarse a quedar embarazadas? Si ese no es el motivo… ¿qué tener otro hijo sería una carga, un obstáculo a su carrera, su futuro, su psiquis? Lo siento, que se jodan. Sí, que se jodan. Yo priorizo la vida de un ser humano a una molestia. Si muchos así no lo hicieran, preferirían cortarse un dedo antes que sufrir una uña encarnada (los hay que se operan del apéndice sólo por las dudas).

Insisto, yo decido creer que es un humano y por lo tanto abortar es un crimen, y de los peores. Si alguien decide abortar, consiente en ello o lo consuma de algún modo merece la peor de las condenas. Sencillamente me enervan los crímenes contra los niños.

¿Por qué escribo hoy sobre esto? Hace una semana que vengo rumiando estas palabras, estos conceptos, para expresarlos por escrito y el motivo fue que me dio bronca ver en Buenos Aires como desfilaban solicitando la despenalización del aborto. ¿Dónde estarían hoy esas personas si sus madres hubieran decidido abortar? No existirían. ¡Qué tranquilidad para los automovilistas! Yo los veo como enemigos, ¿debería deshumanizarlos y salir a cazarlos? No, no lo creo. Respetaré sus vidas, a pesar de que ellos no respetan la vida.

Y hoy leí en El Litoral un par de artículos periodísticos. Uno a favor y otro en contra. Como no censuro, les ofrezco ambos link para que ustedes decidan. Obviamente estoy en contra del aborto y ese es el artículo que apoyo. Allí encontrarán mejores argumentos que los simples expuestos aquí (que quizás el lector tache de incoherentes e idiotas) pero me vi en la necesidad de expresarme y por eso me metí en un tema tan escabroso.

Curiosamente no veo una inclinación religiosa en el artículo que está en contra del aborto, sin embargo, veo un fuerte prejuicio religioso en el artículo a favor. Me pregunto, ¿no pueden buscar argumentos más racionales sin incluir motivos pro o contra religiosos para apoyar al aborto? Eso me inclina a pensar que sus argumentos no son tan sólidos y buscan un efecto emocional, recurrir a cierta animosidad que parte de la sociedad tiene contra la Iglesia Católica, a pesar de no ser la única iglesia ni religión que se opone al aborto.

Así como cuando uno va a votar el mal menor en un proceso eleccionario, yo me decidí a hacer el menor daño y este no creo que se logre abortando.

6 comentarios

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6 respuestas a El por qué creo que el aborto no es una buena idea

  1. Muy buena opinión César. Te felicito por encarar un post hablando de un tema tan controvertido como el aborto. Y te felicito por pensar así, porque esa es la verdad (esto suena autoritario, como todas las palabras que afirman o rechazan tajantemente algo, pero es lo que pienso).

    El relativismo es una enfermedad que afecta a un montón de personas, quizá a la mayoría, y hasta talvez en algunas circunstancias, a los que la acusamos. «Todo depende». «La verdad absoluta no existe» (pero esa afirmación ¿es verdad?). El relativismo es un concepto que se refuta así mismo: Pongamos a una de esas personas que apoyan al aborto en una panza, en el vientre de su madre. Es un feto. La mamá no lo desea, por distintos motivos: como vos decís, quedó embarazada por no cuidarse, o a pesar de todo quizá sí se cuidó pero el preservativo falló. Tal vez esta esperando al chico porque la violaron (como el caso reciente). Esa persona a favor del aborto (que ahora es un feto en peligro de morir antes de nacer) seguramente cambiaría de opinión sobre el tema (y sino me parece que esta un poco loco), entonces la discusión sobre si esto esta bien o mal terminaría.

    Ser un embrión, ser un feto, ser un niño, un adolecente, un adulto, un anciano… son todas distintas etapas en el desarrollo de una persona. Yo creo que hagamos lo que hagamos en cualquiera de ellas, estamos haciéndoselo a una persona.

    Esas mujeres «Católicas por el Derecho a Decidir», me parece, pelean por su propio (y el de nadie mas) derecho a decidir. No entiendo por qué se hacen llamar «católicas». La Iglesia esta totalmente en contra del aborto… y ellas, entonces, totalmente en contra de la Iglesia.

    Yo creo, a diferencia de vos, que el artículo en contra del aborto sí tiene una inclinación religiosa. Son palabras muy similares las que se encuentran en es.catholic.net, que dicho sea de paso, también hay varios artículos sobre la experimentación con embriones humanos.

    La fe y la razón, a pesar de lo que muchos piensan, van juntas: «… No actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios…». Esas fueron algunas palabras del Papa Benedicto XVI, en su discurso sobre «Fe, razón y la universidad – memorias y reflexiones», en la Universidad de Ratisbona, Alemania, cuando pronunció esas palabras que incomodaron al Islam.

  2. Milton, no creo que la fe y la razón siempre vayan de la mano. Fíjate en el fundamentalismo y no sólo el islámico, también el cristiano (en el pasado, las cruzadas; hoy, Bush y compañía). En la fe hay cosas que sencillamente hay que creer o reventar. ¿Puedes explicar desde la razón la Transubstanciación o la Santísima Trinidad? (¿cónoces la historia de San Agustín y el niño?) Creo que los Misterios en toda Fe deben ser creídos, y no tanto razonados.
    Hay personas que al escuchar el mensaje, si lo escuchan, matan al mensajero. Si alguien se declara antiabortista lo tildan de religioso y si usa sotana, es más que suficiente para descalificar todo lo que diga, por más razonable que sea lo que transmita. Es a esas personas que creo nunca vas a convencer si te situas en una vereda religiosa. Que el artículo coincida con el pensamiento de la Iglesia ¡fantástico!, pero yo prefiero encararlo desde otra vereda para que no maten al mensajero.

  3. Tenés razón. Me parece que hubiese estado mejor decir que la fe y la razón no son «tan» opuestas, y no como lo dije antes.

    Nunca voy a entender con la razón que en el momento de la Eucaristía el pan y el vino se transforman en Cuerpo y Sangre de Cristo, siendo un milagro no visible. Y menos voy a entender que Dios es una sola substancia, pero en tres Personas. Como vos decís, los misterios deben ser creídos. Los dogmas deben ser creídos. La Eucaristía es el misterio de nuestra fe.

    Antes de continuar, aclaro, por las mismas razones que nombrás en el segundo párrafo, que yo no nací en una familia católica. No tuve esa suerte. Y lo aclaro porque quizá pienses que tengo la fe incorporada a la fuerza, que no entiendo lo que creo, pero «hay que creer». No estoy diciendo que los que sí tuvieron la gran fortuna (para mi es así) de haber nacido y crecido en una familia católica sean personas que se creen todo, por que sí nomas. Para nada me refiero a eso.

    Volviendo al tema de los misterios y dogmas de fe que hay que creer. Los creo, pero no por que sí nomás. Yo trato de entender por qué creo en eso, que en realidad no entiendo. Muchas veces me pregunto ¿por qué creo? ¿tengo algo contundente que me diga que eso es verdad?. Podríamos empezar preguntándonos: ¿Por qué vivimos? ¿Qué estamos haciendo acá? ¿Casualidad? Somos seres que podemos amar, odiar… podemos preguntarnos de dónde venimos. Recuerdo el libro de probabilidad y estadística: «La casualidad no es más que la medida de nuestra ignorancia», decía un matemático, que no recuerdo el nombre. «Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido». Para mí existe Dios. Creo en ese Ser superior que originó todo. ¿Pero cómo lo comprobamos? En realidad, ¿se puede comprobar que Dios existe? Si se pudiese, entonces todos estaríamos obligados a creer en Él. No habría capacidad de elección. No habría libertad: si no hacemos lo que Él nos dice por medio de la religión nos vamos, después de la muerte, a donde la religión nos diga que van los que no creen. Entendamos o no las cosas, con miedo o sin el, habría que creer, sino…

    Yo creo que Dios hizo libre al hombre, y como dice en la introducción del Eclesiastés, «impuso la tarea penoza de buscar siempre». En este punto (¿existe Dios?), podemos disentir, pero el que describí es mi razonamiento sobre el tema.

    Entonces, si Dios existe y me hizo libre, ¿Cuál es el propósito de mi existencia? ¿Qué es lo que espera de mí? ¿Cómo saber qué es lo que quiere decirme? No podemos dejar de hablar en este punto… de la Iglesia. Para entenderla, hay que acercarse, no quedarse con las opiniones que escuchamos en la televisión, o de las demás personas. Por que la televisión dice «Uh! La Iglesia dice que no hay que tener relaciones sexuales… estan locos!», «¿¿Se opone la Iglesia a la experimentación con embriones humanos?? ¡Pero si es para ayudar a las demás personas! ¡Que anticuada!», pero nunca se mencionan sus argumentos. Y para escucharlos, hay que acercarse. Hay que ver qué es lo que predica, qué es lo que enseña.

    Yo creo que hace alrededor de 2000 años nació un Nazareno, Hijo de Dios, en esta tierra. Su pueblo esperaba a un guerrero, un personaje poderoso que iba a liberarlos de los romanos. Sin embargo… apareció este otro hombre, hijo de un carpintero. Toda su vida enseñó el amor. Enseñó a perdonar, hasta al enemigo. Nos dijo que debemos ser humildes de corazón. Pronunció, como su mandamiento, que nos amemos los unos a los otros. Por todas estas cosas «malvadas», lo escupimos, lo insultamos, lo golpeamos. Lo clavamos en una cruz, y pesar de todo, en ese mismo momento, le pedía al Padre que nos perdone, porque no sabíamos lo que estabamos haciendo. A todo esto lo hizo para salvarnos del pecado: Porque Dios nos hizo libres, y con esa libertad nos alejamos de Él.

    Quizá les parezca mucho más interesante que alrededor de 2000 años atras, un grupo de personas, 12 personas… sus apóstoles, salieron a enseñar lo que Él les mandó. Decían que el Hijo de Dios era este hombre pobre, humilde… crucificado en una cruz. ¿Y la gente se lo creía? ¿La gente creía en un Dios hecho hombre para salvarnos, en un Dios así? Esas 12 personas, perseguidas en un principio, comenzaron esta Iglesia de hoy, expandida por (casi) todo el mundo. Una Iglesia que cometió y comete errores, sí, porque es humana. En el Nuevo Testamento se puede leer cuántas veces Jesús reprendío a Pedro, y hasta fue traicionado por él, el que sin embargo fue piedra en la que Él construyó su Iglesia.

    Todo esto que dije no prueba nada: ni que en la Eucaristía el pan y vino se convierten en Cuerpo y Sangre, ni que Dios es uno y trino. ¿Por qué lo creo entonces? Porque lo dice la Iglesia. Y porque Dios está con esa Iglesia, como lo prometió Jesús, hasta el fin de los tiempos. Porque podemos preguntarnos «¿y la Iglesia no se estará equivocando?» Pero en búsqueda de la respuesta, no hay que olvidarse que Dios está presente: si nos hace creer en la Iglesia, entonces se compromete a que ésta enseñe sin error (aquí podríamos hablar de la infalibilidad del Papa).

    Y ya que hablamos de la Eucaristía, podemos mencionar milagros ocurridos a sacerdotes, los cuales habían perdido la fe en este sacramento. En el momento de la consagración, el pan y el vino se convirtiron, verdaderamente (es decir, dejó de ser no visible), en carne y sangre. Sí, se que es dificil creerlo… por la simple razón de que nunca lo hemos visto.

    Si no los cansé y llegaron hasta acá, entonces quizá se estarán diciencido: «¿y? al principio dijiste que buscabas respuestas, pero para creer lo que decís hay que suponer un montón de cosas». Como nos dijo el padre Germán en la misa del domingo, después de finalizado el Casicíaco al que fuí: «Sus hijos (hablándole a nuestros padres) tenían muchos datos sobre Dios, pero no habían experimentado su presencia». Y sin la experiencia de Dios, nada termina teniendo mucho sentido, ya que seguro surjirán más preguntas. La fe, en definitiva, es un don de Dios, y Él se lo da a quién quiere. Quizá, como a San Pablo, en un momento de sus vidas se les manifieste, y les aseguro, ahí cambian las cosas para siempre: entre medio de dudas y caídas, van a caminar siempre hacia esa dirección. Y después, como cuando alguien encuentra una verdad, y emosianado se la quiere decir a todo el mundo, se choca contra una pared: indiferencia, burlas, rizas, insultos… ¿Pero uno puede ser tan cobarde de quedarse con las manos cruzadas después de lo vivido?

    San Agústín decía que hay varios caminos para encontrar la verdad: primero, la humildad. Segundo, la humildad. Tercero, la humildad. Y la Madre Teresa de Calculta: «La humildad no es más que la verdad: con ella no nos afecta ni una crítica, ni una alabanza».

    A veces pienso (quizá este totalmente equivodado), que el infierno del que habla Jesús, es para los que, teniendo la facultad de la inteligencia que todo hombre tiene, nunca supieron decir, como el Eclesiastés en el Antiguo Testamento: «¡Esto no tiene sentido!, ¡nada a qué aferrarse!». Nunca sientieron (o nunca quisieron sentir) lo desconcertante de esta vida. Me refiero a los que se asustan de dudar, de pensar un poco más las cosas. En definitiva, los que no aprobecharon esos momentos de duda profunda que todos vivimos para decirse, de corazón: «¿Qué hago acá?», y empezar desde allí un camino para encontrar respuestas que llenan, y no aferrarse, asustado, a cualquier cosa.

    Les dejo este artículo del padre Fernando Pascual, que habla sobre la búsqueda de la verdad.

    Este tema es muy profundo, y puedo estar diciendo cualquier cosa en algunas cuestiones. Corto el comentario acá, porque se hizo demasiado largo.

    Saludos! Y, por qué no animarse a decirlo: ¡Que Dios los bendiga!

  4. jaja! Perdon por este comentario sin sentido, pero me fui al carajo con lo anterior…

  5. jaja! Perdón Milton por este comentario sin sentido, pero tienes razón 🙂

  6. Me parece atinado el post y coincido en estar en contra del aborto. Yo pofeso la religión católica y mas alla de eso, pienso que legalmente y judicialmente es un asesinato más alla de la Fe.
    Con respecto a la existencia de Dios y demás misterios, creo que se pueden resumir en dos frases que a mi me enseñó un cura amigo y son para pensarlas un rato y tomarlas asi como son.. FUERTES
    1) «Se salva el que Dios quiere y se condena el que quiere»
    2) » No se puede meter todo el agua del océano en un balde»

    Que lindo tema para FILOSOFAR !!

    Saludos !!
    diego

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