Continuando con la serie del viaje a la CafeConf 2007, sigo a partir de la noche del jueves: había dejado a Gonzalo jugar con Windows Vista (sí, pero lo tengo porque me vino con la notebook) y así determinó la naturaleza de un problema entre un viejo software que tenía y la nueva versión del SO de M$. Yo estaba cansado y muerto de sueño, así que me dormí temprano. Y eso me llevó a despertarme temprano. Fresco y tormentoso estaba el amanecer porteño. Había dejado la ventana abierta y el agua había entrado. Afortunadamente no había nada cerca como para mojarse, más allá del piso y la pared. Todavía era muy temprano y me di vuelta en la cama para seguir durmiendo un rato más.
Nos levantamos al sonar mi despertador. La CafeConf iniciaría a las 11 hs, lo que significaría que habría que registrarse antes de ese horario, pero tenía intenciones de pasar por Galería Jardín, por Florida y Viamonte, para averiguar algunos precios de memorias y compararlos con el mercado local (de Santa Fe). Así que después de desayunar en el hostel me lo llevé a Gonzalo recorriendo el mismo camino que habíamos caminado la noche anterior.
Por desgracia unos pocos comercios en dicha galería abren hacia las 10 y la mayoría recién hasta las 10:30 (algunos más tarde). Advertimos la presencia de algunos locales de sexshop entremezclados con los de informática y Gonzalo dedujo alguna relación por la tardía apertura de estos últimos. Hice un sondeo de precios con lo que tenía a mano, mientras Gonzalo hacia lo propio averiguando precios de mochilas para la notebook (fue a preguntar a un local partner de Samsung si no tenían mochilas que no fuera marca Samsung… le dijeron que no 🙂 ).
Faltaba poco para las 10:30 cuando vimos que deberíamos comenzar a ir a la UADE, sede de la CafeConf. Así que tomamos el subte en Corrientes y Florida (línea B) y luego de hacer una combinación en 9 de Julio, llegamos bastante rápido a la UADE (en el subterráneo recibí dos intentos de comunicación de Mariano que se cortaron, ¿problemas de recepción? Luego me enteraría que quería saber a qué hora finalizaban las cosas ese día para arreglar con los choferes un horario por la tarde para que los buscaran).
Al ingresar a la CafeConf nadie me dijo que me registrara, y menos los equipos electrónicos – esto traería consecuencias al finalizar el día. Sí me dieron un gafete el cual me coloqué bajo la vista del pesado personal de seguridad y luego descendí un par de pisos para iniciar las actividades del día.
Apenas entré en el hall y saludé a Beatriz Busaniche. Otro tanto con Leito quien andaba como «perdido» por ahí :-). Fui al stand de PyAr para saludar a viejos conocidos y me encontré entre otros con Dave, Alecu y Guillermo, quienes estaban colgando la bandera. También saludé a Facundo y poco después conocí a “karucha”, alias Héctor Sánchez (¿o es al revés?).
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Daniel también estaba presente, colgando avisos de trabajo en una columna, y poco después llegó Lucio, quien cambió de loock desde la última vez que lo vi en Córdoba, luciendo una barba algo espesa (esperemos que no llegue al extremo de Richard Stallman o cierto profesor de mi facultad). También saludé a Lucas y Nicolás, este último luciendo la remera anaranjada de los colaboradores de la CafeConf. |
El programa anunciaba la apertura en el Aula Magna para las 11, pero todavía estaban “decorando el salón” y la apertura se demoraba, y se demoraba. Pasaron 45 minutos mientras los allí sentados observábamos como otros trabajaban (nunca damos una mano, ¿eh? 😀 ). Alguien tuvo dificultades para mover un cartel de un lugar a otro, no podía hacerlo. Alguien más intervino y tampoco pudo hacer nada. Finalmente un tercero logro moverlo hacia el otro extremo del escenario y fue recompensado con un cálido aplauso del paciente público.
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Faltando 15 minutos para las 12, Leito subió al atril y desde allí nos dio la bienvenida y nos hizo algunas recomendaciones. Así que en sólo 10 minutos se definió la apertura y luego cada cual salió disparado para las charlas que le interesaban. De haber sabido todo lo anterior, me hubiera demorado en la Galería Jardín 🙁
Inicié el día con “Introducción al desarrollo multiplataforma con Qt”, de Lisandro Pérez Meyer. Fue muy básica, pero el mismo disertante había dicho que iba a ser de ese nivel y el mismo título de la charla lo decía. Además el contenido estaba en el tutorial de Qt, en la web. El no disponer de código ejecutable evitó que la charla fuera más interactiva e interesante porque es algo aburrido sólo ver código en slides. Por esa razón habían dejado fuera varios ejemplos del manual. Algo más, únicamente se explayó en Qt con C++. Más tarde, intercambiando puntos de vista con Manuel, él me dijo que era casi lo mismo en Python. | ![]() |
Se vino el break del almuerzo y del cuarto piso descendí al segundo subsuelo. En el hall, detrás de una mesa, me encontré a Federico Heinz con quien intercambié saludos. Al acercarme al stand de PyAr me enteré de una mala noticia, la peor del día: a Karucha le habían robado su notebook Dell hacia un rato. ¿Cuánto tiempo pasó? ¿Media hora, una hora desde el inicio de la CafeConf? No se para qué sirve la seguridad del edificio. Héctor fue a ver los videos y los mismos no eran muy claros. Según me contó, se ve que un flaco algo pelado toma la notebook, la mete en una mochila colgada al frente de él y sube por las escaleras. Curiosamente, además de estar muy pixeladas las imágenes capturadas, no hay cámaras en las escaleras ni en la salida. ¡Qué mala leche que le haya sucedido! Y fue un descuido de cinco minutos, Héctor mismo estaba hablando con alguien a unos pocos metros cuando sucedió y nadie vio nada… como siempre. Triste comienzo para Héctor a quien vi resignado.
También me enteré de otra cosa: la gente de la CafeConf tenía un convenio con una librería a la vuelta de la universidad, sobre la calle Chile, para la emisión de los certificados. Sólo había que ir allí y comprarlo. Todo el día estuvo lloviendo, así que ni en ese momento ni después fue muy bueno como para salir a la calle. Luego, el certificado fue.
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Haciendo un poco de tiempo y conectándome para bajar y leer correos, el tiempo se me pasó y llegue un poco tarde a “Presentaciones efectivas”, de Rodolfo Pilas. Estuvo excelente. |
Los consejos que dio para armar una charla estuvieron muy buenos. Recuerdo un par como: armar una lista de todos los puntos que tratará la charla, no importa si están desordenados, y las columnas romanas (hay una interesante anécdota histórica relacionada a este último ítem e involucra a Cicerón). Lástima que me perdí el comienzo donde, según tengo entendido, habló del “pánico escénico” (en mis palabras 🙂 ). La charla no tuvo desperdicio.
Cambié de piso y aula para asistir a “Programar software libre para vivir” de Sebastián Desimone. En Córdoba ya la había visto, pero comenzada. En esta ocasión la presencié completa. Sebastián tuvo algunos inconvenientes técnicos con la visualización de los slides, pero con bastante humor hizo extremadamente llevadera esa hora, explicando muy bien los conceptos. Muy recomendable.
La siguiente charla que presencié fue la de “Django, programación web con python”, de Javier Derderian. Django, al igual que Turbogears, es un framework para el desarrollo de aplicaciones web que implementa MVC. No me convenció la charla, no me vendieron el producto. Hmmm…. creo que deberé seguir insistiendo con Django para ver sus bondades.

La última charla del día fue la plenaria en el Aula Magna y dada por un capo como Enrique Chaparro. Su charla “Caperucita en el bosque” estuvo llena de humor e ironía, y tristes verdades. Habló de la trampa en la que estaban los programadores del proyecto Mono (proyecto al que nunca adherí y del que últimamente hubo algunas novedades), de los FUD, DRM, patentes, redefiniciones de palabras y otras tácticas empleadas por los lobos (las grandes corporaciones), que están desde siempre en el bosque luchando contra el software libre que cada día crece y crece más. Debemos cuidarnos de no caer en estas trampas. Además, aseguró que lo mejor que el Estado puede hacer respecto al Software Libre es declarar la neutralidad tecnológica. Dice que no debería obligar a meterlo en el ámbito público, que el SL tiene suficiente fuerza para hacerlo solo y es mejor así. Algo más, él mismo dijo que su presentación no tenía licencia libre, tiene una Creative Commons con atribución no comercial. ¿Por qué? Dijo: “porque se me da la gana”. Me parece una buena repuesta para quienes han puesto alguna objeción a la licencia de este blog ;-). Siendo la última charla del día, se extendió cómodamente 30 minutos más y la sala estaba repleta de gente.
El primer día de la CafeConf había finalizado y al salir al hall fui al stand de PyAr para ver si se habían puesto de acuerdo en dónde sería la cerveceada de la noche, de la que se había hablado hacia tiempo en la lista pero no tenía lugar. Como Facundo ni nadie todavía no sabían nada, intercambiamos números de celulares para comunicarnos.
Mi problema se presentó al querer abandonar las instalaciones de la UADE. La seguridad se había vuelto más estricta y a pesar de haber registrado los equipos en la web, tendría que haberlo hecho utilizando un formulario al ingresar (¡pero nadie me había dicho nada!). Así que… no me dejaban salir cargado como estaba de electrónica. Afortunadamente llamaron a Leito quien al subir y ver quien era el infractor, movió sus influencias diciendo “es un amigo de la casa” y me dejaron ir sin mayores dificultades. ¡Gracias Leito!
Afuera llovía levemente y estaba Gonzalo resguardado en la escalera de acceso junto a la pared. Ambos nos quedamos esperando a Mariano y luego todos juntos marchamos al hostel (Mariano haría tiempo, para no regresar hasta el albergue en Barracas). Allí nos pusimos algo más cómodos y luego Gonzalo y yo trabajamos sobre el problema de la wifi del hostel a la que no lográbamos conectarnos. Así que con autorización del encargado reseteamos el router, cambiamos algunos parámetros de la red y luego ¡nos conectamos! Creo que deberíamos haberles cobrado algo, je je je. Algunos minutos más intento llamar a Facundo para ver si tenía novedades. Me atendió el contestador pero de inmediato llamó él. El lugar de encuentro resultó ser una parrilla ubicada sobre calle EE.UU., entre Bolivar y Defensa. Apenas a dos cuadras del hostel. Ok, hacia allí salimos y mientras caminábamos lo llamé a Manuel (él se había ido al albergue). Tardaría un rato en llegar ya que quería bañarse y estaba esperando su turno.
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Caímos en “La Rosalía. Un lugar para turistas, pintado al estilo “tanguero” (si se me permite decirlo). Logré ver que había un salón llamado “Discépolo” y cuando entramos había un montón de gente de PyAr en el lugar. |
Facundo y Lucio estaban en un rincón, separados en otra mesa ajustando algunos detalles de su presentación para el día siguiente. Reubicamos otras mesas desordenando el salón, para sufrimiento de la camarera. Facundo, Alecu, Pablo, Dave, Ra, Daniel, Guillermo, Anthony, Matías (el C++ del grupo) y muchos más, incluyendo a Mariano, Gonzalo y yo… uf, éramos muchos y esperábamos más gente. Mientras tomaban cerveza, y yo agua mineral, por momentos hablábamos de la pyweek, programación en general, en algún momento Facundo creó alguna expectativa por su charla del día siguiente y por momentos me distraía con la chillona decoración del salón, las fotografías de personas que supongo eran tangeros y lo que me llamó la atención fue que estaban enmarcadas varias hojas de la partitura del tango “Sur”, de Troilo (¿originales?). Pienso que a Diego Levental le hubiera encantado el lugar. Pasado un rato y después de pagar $10 por cabeza (auch). salimos a la calle con la intención de buscar un lugar para comer. Alguien sugirió una pizzería justo a la vuelta del hostel donde parábamos Gonzalo y yo. Iniciábamos la caminata cuando caen Manuel, Leonardo, Guillermo y Damián – de nuestro grupo de la UTN, siendo Manuel el único miembro de PyAr. En total llegábamos a las 21 personas. A media cuadra de la parrilla que dejábamos vi una heladería artesanal y un cartel que me llamó la atención: “pruebe nuestra especialidad: helado caliente” (?).
Llegamos a la pizzería propuesta pero no había lugar. Allí vimos a la gente de la CafeConf ya instalada, pero no entraba ni un alfiler más. Así que tuvimos que buscar otro local y, si mal no recuerdo, guiándonos Matías Capeletto, nos llevó a una pizzería cercana más común, para nada fashion: Tío Felipe.
Encontramos lugar y reacomodamos varias mesas formando una gran L en un rincón del local. Entonces comenzamos a festejar la participación de los equipos argentinos en la PyWeek y circuló la cerveza (y agua). Las pizzas también fueron y vinieron y estuvieron riquísimas. | ![]() |
La provolone fue algo salada y picante, pero estaba rica; la fugazza estuvo muy rica, aunque hubiera sido mejor si la masa, abajo, hubiera estado más crocante. Pero se comió y bebió muy bien (al punto que están considerando el lugar para futuras reuniones de PyAr, ya que (1) no se acabó la cerveza y (2) los mozos no parecieron molestarse por el desorden causado en el local…. ¿chau “Hip Hop”?).
En algún momento alguien dijo que era su cumpleaños y cantamos el Feliz Cumpleaños (ni idea quien). Hacíamos mucho ruido y unas chicas de una mesa cercana nos llamaron la atención, no retándonos, sino preguntándonos si pertenecíamos a algún equipo, grupo o qué. Le dijimos que éramos de PyAr, “¿qué?”, “un grupo asociado a un lenguaje de programación de computadoras” aclaramos, “ah” y las chicas siguieron con lo suyo (¿habrán pensado: “un montón de nerd”? 🙂 ).
Las horas pasaron y después de pagar, algunos se retiraron. Pero siguió cayendo más gente conocida, integrándose al grupo. En un momento dado, Alecu me propuso que pase unos minutos al frente en la charla de pyWeek para hablar sobre cómo fue que trabajó el equipo de Santa Fe. glup, rayos y centollas! Rápidamente lo derivé con Mariano y Manuel, ambos miembros de 7 zombies, para que sean ellos quienes tuvieran a cargo esa tarea. Yo filmaría la charla.
Mirando la carta, Alecu hizo el comentario que cobrar $4 por flan con dulce de leche era barato, tenía ganas de un postre, entonces le menciono que yo preferiría helado y le comento sobre el curioso cartel de “helado caliente”. Se mostró interesado en ir pero había varias cosas en contra: por un lado había sacado el IceTowers, el que ya conociéramos en Córdoba, y logró captar la atención de algunos cuantos; por la hora tardía no sabíamos si estaría abierto el lugar; y, en mi caso, yo estaba muerto de cansancio. Poco después me despedí de todos y abandoné el local.
Gonzalo y los otros UTNeros saldrían a dar una vuelta por ahí, pero yo estaba agotado y me fui al hostel. Luego de refrescarme con una ducha pensé en trabajar con la notebook un rato pero casi de inmediato comencé a los cabezazos y para evitar que la máquina terminara en el suelo, cerré todo y me fui a dormir. Eran casi las 24 horas del viernes 5.
Muy bueno el relato de la «odisea» de nuestro viaje. 🙂
Solo discrepo de esta frase: […] de nuestro grupo de la UTN, siendo Manuel el único miembro de PyAr[…].
Yo también soy miembro de PyAr, hace ya muchos meses, solo que en la lista de correo no tengo tanta actividad, mis dudas las resuelvo investigando ó en el canal de #irc, por esa razón capaz no tenias el conocimiento :D.
Saludos!
Me hubiera gustado el lugar !!!!
La proxima voy.
Increible y muy buena descripción y narración de los hechos!!