Luego del partido Argentina-Paraguay del último jueves (partido que ganamos), pensé en lo que ya se estaba palpitando para la próxima semana. Para mí, hoy faltan algunas horas menos; días según otros. Mucha, pero mucha gente de las más variadadas nacionalidades estarán pendientes a lo que pase durante esos minutos que dure el momento. Se viene, señoras y señores, la quinta entrega fílmica de Harry Potter: “Harry Potter y la Orden del Fénix”. (¿qué? ¿pensaban que iba a escribir de fútbol? 😉 )
El próximo 11 del mes se estará estrenando en las salas esta película y aunque todavía no sé si estaré allí ese primer día, con seguridad estaré sentado en alguna butaca mirándola en algún momento de la semana.
Siempre me ha gustado la saga de aventuras de este mago, creado por J.K.Rowling, y jamás he leído un libro impreso de él. De hecho, “Harry Potter y la Piedra Filosofal” fue el segundo libro en formato electrónico que leí (el primero fue La Guía del Autoestopista Galáctico, de Douglas Adams). De allí en adelante devoré todos los ebook de Harry, hasta llegar al cuarto (que en ese momento era el último publicado). Luego vinieron las películas, de las que no me perdí ni una, pero no volví a encontrarme con la palabra escrita de esta historia y el quinto libro me era ajeno.
El jueves último – antes, durante o después del partido – Juanjo, seguidor de HP (Harry, no Hewlett), me dice algo como lo siguiente: “¿vas a ver la película sin haber leído el libro?”. Me dejó pensando. La verdad que tenía razón y cuando finalizó el juego y regresé a mi casa, googleando encontré el quinto ebook y comencé a leerlo. Luego de una maratónica lectura (en poco más de 24 horas consumí 570 páginas) estoy listo para enfrentar la interpretación del director del film.
“Interpretación”. Es una palabra que relacionada al cine filmando historias inspiradas en la literatura o hechos históricos me da miedo. Se hizo un buen trabajo – más que aceptable – en la trilogía de “El Señor de los Anillos”. En “2001, Odisea en el Espacio” y “La Guía del Autoestopista Galáctico” fue insuficiente (la primera no se entendía sin haber leído el libro, la segunda perdía gracia por las sutilezas que la historia contiene), mal llevado con el “Hombre Bicentenario” y pésimamente hecho, mal, horrible, asqueroso…. con “Yo, Robot”. Los filmes de “Harry Potter” vienen bien y la misma autora alienta a que los directores modifiquen la historia para adaptarla a los tiempos de la pantalla grande. Claro que Rowling escribe libros cada vez más largos (y adultos, la quinta película no es ATP) y se hace inevitable usar la tijera.
Si yo fuera el director de la película: ¿qué partes del libro dejaría fuera?
- Exceptuando lo que Hagrid cuente sobre los gigantes y la falta de éxito en reclutarlos, eliminaría toda futura referencia a los mismos. El cómo se deshacen Harry y Hermione de la profesora Umbridge puede arreglarse de otras maneras sin meter a los gigantes. Sería más difícil de explicar porque Harry y Hermione no ven el partido de quidditch donde Ron se destacó.
- Quitaría toda la parte “romántica” de Harry y Cho, pero seguro que eso queda en la versión fílmica, especialmente la tonta escena del día de San Valentín.
- Cuando Harry se mete en los pensamientos del profesor Snape y ve recuerdos de su padre y la posterior consulta a Sirius sobre los mismos (cuando le pide una distracción a Fred y George para usar la chimenea del despacho de Umbridge).
- La limpieza que hacen en la casa de Sirius, cuartel de la Orden del Fénix.
- El espejo que Sirius entrega a Harry para comunicarse entre ambos.
Cuando vea la película, ya confirmaré por dónde pasa la tijera y se vendrá otro post.
Y tú, ¿qué escenas recortarías del libro para ajustar los minutos que dura una película?