historia de una ida y una vuelta a las conferencias anuales del CafeLUG
Y aquí inicio la segunda y última parte de la historia del viaje a Buenos Aires, a la CafeCONF 2006. Espero que la disfrute. La primera parte puede leerla haciendo click aquí y tal como advertí antes, también puede suceder que ubique a personas en lugares en los que no estaban o que me falte nombrar a alguno que sí estaba.
5. Amaneciendo en Buenos Aires
6. Segundo y último día de conferencias
7. Regresando a Santa Fe de la Veracruz
8. Balance del viaje
5. Amaneciendo en Buenos Aires
Regresé al cuarto y tanto el calor como el tufillo dentro del mismo se hizo más patente en mí (después de respirar afuera aire un poco más puro….). Dejé la mochilla lista mientras tanto, el resto de la gente comenzaba a despertarse. Mi plan era abandonar definitivamente el alojamiento e irme a la peatonal Florida. Quería preguntar por algunos precios. Cuando me preguntaron a donde iba, les dije lo que pensaba hacer y entonces comenzaron a sumarse algunos expedicionarios extras: Mariano, Emanuel, Pablo, Juan, Bruno…. Todos comenzaron a despertarse y los esperé un rato, apresurándolos. Le pedí a Federico que me hiciera el favor de subir la mochila al minibús cuando los pasaran a buscar (la noche anterior se lo había pedido a Juanjo, pero dudaba de que estuviera despierto a pesar de que dijo “sí”).
Cuando el grupo expedicionario estuvo listo, salimos caminando por Velez Sarfield. A paso veloz recorrimos las cuadras que nos separaban de la estación del subte en San Juan y Entre Ríos (era el plan que tenía pensado para la noche anterior). ¿Desayuno? ¿Yo? No, gracias. No era mi intención desayunar pero el resto de la tropa requería algún alimento, así que cruzamos avenida Entre Ríos porque en la otra vereda había una panadería: “La Nueva Entre Ríos”. Fue más o menos en este momento cuando Mariano se dio cuenta que se había llevado la llave del cuarto. ¿Qué hacer? ¿Desandar varias cuadras o continuar? Continuamos y más tarde veríamos como hacerla llegar al albergue, algún moto mandado o algo. Ya veríamos. Algunas facturas después, retomamos el viaje y volvimos a cruzar la avenida para ir por la vereda con sombra (estaba fresco, pero prefiero el clima un poco más fresco). Mientras cruzábamos observé un detalle grotesco: un tipo orinando en una esquina, a plena luz del día, como si nada. Bien grotesco. Continuamos nuestro viaje y pocos minutos después llegamos a la estación de la línea E. La última vez que anduve en el subte era con cospeles. Ahora te venden tarjetas con un determinado número de viajes, $0,70 por viaje, más barato que tomarse el colectivo en Santa Fe. Cada uno compró dos viajes y luego me detuve un momento para ver como era el sistema: había un ranura en la parte superior de la entrada y otra mucho más abajo. Orienté el ticket en la dirección correcta y lo introduje por esta última ranura, pero yo estaba del lado equivocado: introduje por la izquierda el boleto y pretendí hacer girar el molinete de la derecha. Rápidamente me di cuenta de mi error y tuve tiempo suficiente para pasarme al otro lado.
Aquí comenzamos a recorrer los laberínticos pasillos subterráneos del “metro” de la ciudad de Buenos Aires. Yo iba adelante indicando donde bajar, cruzar, subir…. ya que quería llegar a Florida (hasta le indiqué a un desconocido qué pasillo tomar para tomar el subte en dirección a Constitución… ¿habrá sabido leer?). En el subte hay que tener algunas precauciones: no acercarse al borde del pozo de la vía (menos si hay mucha gente) y hay que tratar de que detrás de uno haya siempre una pared (cuidado con los carteristas). Yo viajaba con mi filmadora y discretamente vigilaba…. Nos bajamos de la línea E, combinamos con la C y después con la A (posteriormente me di cuenta que hubiera sido mejor usar la línea B en vez de la A). Luego de tantas vueltas (ignoro si habrán quedado mareados mis acompañantes) salimos en la Avenida de Mayo por la estación Perú (cerca comienza Florida desde el lado sur). Caminando, pasamos a media cuadra de donde en 1998 me hicieron el DNI en un día. También cerca, sobre Saenz Peña, estaba el viejo edificio donde Loma Negra había tenido sus oficinas. Me trajo muchos recuerdos la zona, a pocas cuadras de Plaza de Mayo. Continuamos a paso firme para llegar a una galería que comunica Florida y Tucumán. Esta galería estaba como la recordaba: llena de casas de computación, una al lado de la otra. Su primer piso y el segundo, iguales (creo que el subsuelo también, pero en esta ocasión no bajé). Me sentía como nene en una juguetería y comencé a entrar y salir de los locales preguntando precios.
Les dije a los muchachos que siguieran paseando si querían, yo me iba a demorar allí. Les recomendé que fueran a las Galerías Pacífico y allí fueron . Luego me enteré que el shopping ya tenía el decorado navideño. Otros shopping son más grandes y modernos, pero este es el mejor en mi opinión, pues no sólo la decoración navideña lo hace bello sino el edificio mismo, su arquitectura, y sus murales son obras de arte. Lástima que no pude visitarlo en esta ocasión, pero lo conozco de otros años y por las fotos, nada ha cambiado. También me enteré que ni bien me dejaron, Mariano fue entrevistado y le pidieron su opinión sobre la guardia urbana (?) |
¿Qué buscaba yo? Un buen precio de un reproductor de MP3. De haber sabido el incidente que tendría unas semanas después con mi vieja PC, hubiera buscado otras cosas. Yo no quiero cualquier reproductor, sólo impongo una condición: no debe tener capuchón para cubrir el USB (no quiero arriesgarme a perderlo, como le ocurrió a un conocido… miembro del grupo con el que habíamos salido esa mañana 🙂 ). En los locales ofrecían muchos reproductores típicos (a muy buen precio), pero lo más parecido a lo que quería necesitaban cable mini-USB (y no quería pasear con un cable si necesitaba conectar el reproductor). Poco práctico. También me ofrecían reproductores MP4. Lindos juguetes, no los conocía, y a precios muy baratos: uno con 1 GB de RAM a u$s89 (considerando que pueden reproducir video junto con el audio, están baratos en comparación con los de sólo MP3). Me mostraron uno de 2 GB («llevame» me decía) pero en el local donde más barato los tenían, donde no casualmente hace como 6 años compré mi disco Maxtor de 10 GB, no aceptaban tarjetas, sólo efectivo :-(.
A todo esto ya habían pasado las 10 y debía regresar a la UADE, donde las conferencias iniciaban a las 11 hs. Al salir de las galerías llamé a Emanuel para preguntarles por donde andaban, pero ellos ya estaban en el subte. Llegué a Corrientes y Florida y vi la boca de la línea B y se me prendió la lamparita: usar esa línea en vez de la A (iba a caminar menos… y hubiera sido mejor camino para llegar a Florida más temprano). Así que bajé, utilicé mi último pasaje y combiné con la línea C. Me bajé donde combina con la E, pero no necesitaba tomar otro subterráneo: me dirigí como para hacer una combinación con la E porque quería ahorrarme el dolor de cabeza de cruzar la 9 de Julio. Así que la cruce por abajo y salí junto a la estación de servicio Shell, la de los malos baños. No usé la escalera mecánica que Mariano había detenido el día anterior. Media cuadra más allá, estaba la UADE.
6. Segundo y último día de conferencias
Llegué con bastante tiempo y algo noté de inmediato: la seguridad se había puesto muy pesada. Vi que estaban registrando a las personas ni bien entraban (ya no descendían los dos pisos). Me preguntaron si estaba registrado y les dije que sí (por el día anterior), pero más tarde me enteraría que estaban registrando por segunda vez.
Presto descendí al segundo subsuelo y luego ubiqué el salón donde se llevaría a cabo la charla “Software Libre y Discapacidad”. Llegué a tiempo y era el segundo miembro del público. Poco después llegó el tercero y eso fue todo. Me dio bronca que no hubiera gente en un tema como ese. También me dio bronca que no estuvieran los sordomudos del día anterior, justo una charla donde abordaron su problemática. El disertante aguardó unos 15 minutos y entonces comenzó. Hubo mucho diálogo entre los presentes (un público tan reducido favorece un trato más íntimo con los disertantes). La presentación incluyó mostrar dispositivos para suplir diferentes discapacidades físicas y el software asociado.
![]() |
![]() |
![]() |
Pregunté si se conseguían esos dispositivos en el país y la repuesta fue no. El disertante comparó la visión de las empresas y el estado en EE.UU con respecto a la discapacidad: es un negocio y un mercado; allá, el estado apoya el desarrollo de tecnología para discapacitados. Aquí nada de eso. También mostró las opciones de accesibilidad de una distribución: Ubuntu. Y comenzaba a hablar sobre reconocimiento de voz cuando los organizadores comenzaron a apurarlo para que terminara.
Esto fue lo segundo que noté ese día: los organizadores se habían vuelto mucho más estrictos con respecto a los horarios de inicio y fin de las charlas. Algo que me parece bien, aunque tampoco ayudó para que al salir de una no llegara tarde a la otra. Quizás habría que programar charlas de 45 minutos. Así todas comienzan a tiempo, todas finalizan a tiempo….. hmmmm ¿utopía?.
El Ing. Jorge Plano, el orador, se extendió en el tema algunos minutos más (había empezado tarde) y comenzó a entrar gente para ocupar lugares. La charla terminó algo abruptamente y salí rápidamente al auditorio para la charla “Cómo hacer plata con Software Libre” dada por Jhon Lenton, quien hablaba pausado y tranquilo…. a la velocidad de su apellido :-D.
![]() |
![]() |
Bien, llegué 15 minutos tarde y luego me dijeron que esos fueron los minutos más interesantes de esa charla, con las diapositivas. Claro que para cuando yo llegué, el disertante tenía problemas con la notebook: poca batería. Por lo que pude ver, en ese punto la charla se había convertido en un ping-pong de preguntas y repuestas. También vi que varios de los trasnochadores casi se dormían. Mariano parecía acusar los peores efectos (sugiero ver la fotografía y la filmación). Ellos se retiraron antes de finalizar la charla.
Al salir ya era la hora del almuerzo otra vez. Me crucé con Juanjo y Gonzalo a la salida y el primero me comentó que Lenton también utiliza mi técnica para el agua: congelar parte del envase. Juanjo se separó de nosotros porque quería ultimar los detalles técnicos de su charla “Cómo crear plug-ins para GIMP con Python” (empezaba a las 14 hs). Así que con Gonzalo y Federico, quien apareció luego, salimos de la UADE para almorzar en la misma pizzería del día anterior. Otros miembros del grupo se fueron de paseo al shopping El Abasto, donde jugaron con los autitos chocadores… nenes grandes.
Venía diciendo que buscábamos la pizzería, pero era sábado y según parece, cierran más temprano…. Así que sin saber a dónde ir, seguimos caminando y sobre Salta encontramos un local que…. bueno, ojos que no ven, corazón que no siente. No había lugar. Así que estuvimos debatiendo en la puerta para ver qué hacíamos. Salude a Roberto Allende, quien dio la charla de Plone el día anterior (a la que ya había ido en el Pythonday cordobés). Pedía comía para llevar y pensé que esa sería una buena alternativa. Pero luego vimos que había una mesa contra una pared, desarmada. Sólo había que armarla y pedir tres asientos…. y eso hicimos. Así que cambié mi orden de empanadas de jamón y queso por hamburguesas con papa fritas (todos pedimos lo mismo).
Se nos hizo tarde y con Gonzalo salimos apresurados dejando a Federico terminar su comida (quien, por cierto, come muy lentamente… algo que debería imitar). Al llegar a la UADE, una vez más chocamos con la seguridad. Un organizador me detuvo en la puerta, a diferencia de la mañana, y me preguntó si estaba registrado. Le dije que me había registrado el día anterior y entonces me dijo que debía registrarme de nuevo. Esta vez tenían planillas donde debíamos registrar no sólo nuestros nombres, sino también cualquier dispositivo electrónico (en mi caso, la filmadora). También tuvimos que poner nuestros nombres en el gafete. Más tarde, en los pasillos, Bruno me vendría con el chisme que el día anterior habían robado una notebook. ¿Verdad? ¿mentira? je ne sais pas… lo que es cierto es que la seguridad estaba más dura, por un robo o por ser sábado y no haber muchos estudiantes de la UADE por los pasillos, ¡vaya uno a saber!.
Pero entre tantas idas y venidas, almuerzos tardíos y trámites, otra vez llegué tarde a una charla, y una muy buena. Beatriz Busaniche me entretuvo con su labia y la charla “DRMs: Dime qué software usas y te diré quién manda”. Por comentarios que hizo, supuse que habían proyectado un video al inicio de la charla, es más, creo que se trató del video “Computación confiable” que yo había visto el año anterior en las 5tas Jornadas Regionales de Software Libre, en Rosario.
![]() |
![]() |
![]() |
Algo para destacar: «Cuando los ciudadanos sepamos que existe un DRM, qué es y como funciona, habrán fracasado». Según Beatriz Busaniche, estas palabras fueron dichas por alguien de la industria que apoya los DRM. El caso es que ella pintó un panorama negro para nuestras libertades, es decir, todo apunta a que las grandes corporaciones sean quienes decidan qué debemos hacer nosotros con nuestras computadoras. En un punto, y se me pusieron los pelos de punta, planteó que íbamos hacia el mundo de “1984” (la novela de George Orwell) . Así que preferí una charla tenebrosa sobre nuestro futuro a la charla de Juanjo sobre GIMP (que también había visto en Córdoba)…..
Luego vino la única charla plenaria de CafeCONF (si el día anterior querían llevar gente para la charla de Software Libre en Extremadura, quizás deberían haberla hecho plenaria). ¿Qué significa una charla plenaria? Es la única charla que se da en toda la conferencia en ese momento. No hay charlas simultáneas. La decisión se hace fácil.
![]() |
![]() |
![]() |
Por supuesto que el Aula Magna estaba a reventar. Yo ya tenía una buena ubicación de la charla anterior (por una vez, no cambié de sala). Tenía un enchufe a mano y aproveché para enchufar directamente la filmadora (a pesar de esto, las baterías no me duraron para el resto del día). Junto a mí se sentó Roberto Allende y compartimos el enchufe. El disertante fue Alex Martelli quien dio una charla de introducción a Python en inglés que bien podría haberla dado Facundo Batista. Claro, Alex Martelli tiene otra categoría…. la que sinceramente desconozco – y por lo tanto no me impresiona su nombre – porque todavía estoy en pañales en el mundo python 😉
Ni bien terminó la charla de Martelli, me fui al tercer piso para asistir a la de “Control Remoto, ssh, vnc y algo más…”. Hmmm…. más o menos la charla. Fue interesante pero fue también la más floja a la que asistí ese día. El aula del tercer piso no la conocía y no me gustó su distribución. Se entra por el costado derecho y si se quiere conseguir un asiento en el izquierdo, hay que cruzar por el frente y molestar a quien allí se encuentre. Volviendo a la charla, la misma fue clara, no eran conceptos difíciles o extraños, pero quizás esperaba algo más profundo. No sé. No me dejó conforme. Ahora que lo pienso, hubiera preferido ir a la de “Pueblos Originarios y Software Libre”.
![]() |
![]() |
![]() |
Mientras filmaba la charla me di cuenta que Federico estaba presente y también ocurrió que el vago sentado a mi derecha hizo una pregunta desubicada, no por mal educada, sino porque era otro tema.
Afortunadamente la charla terminó a tiempo y «corrí» a los ascensores (ubicados directamente enfrente del salón donde estaba). Tomé el primero que llegó y derechito fui al subsuelo (no fui el único). Allí encontré al resto del grupo: Emanuel, Mariano, …. Me enteré de las últimas novedades respecto al transporte Luchy: primero, habían convenido que las 20 partiríamos de regreso (los choferes tenían que hacer otro viaje al día siguiente); segundo, los choferes le hicieron la gauchada a Mariano de llevar la llave al albergue. ¿No se portaron esos tipos? (hmm…. habrán llevado realmente la llave….? ).
Pero ahora el proyector estaba empacado. Por un momento pensé que la charla se daría sin proyectar nada en la pared. Fea situación. Pero no, el dichoso aparatito arrancó y Dardo comenzó. Minutos después, el proyector se apagó y cuando desenchufaron la notebook de la zapatilla que compartía… el proyector arrancó normalmente. ¿Esa era la raíz del problema? No hubo ninguno más. La charla fue filmada en su totalidad y el disertante habla bien, presentó bien el tema, aunque me perdí como 20 minutos porque visité los sanitarios (dejé la cámara al cuidado de Mariano). Dardo Guidobono presentó Qcodo, un framework para trabajar fácilmente con PHP asignando eventos, como se programa en otros entornos visuales de desarrollo (Delphi, Visual Basic, etc). Interesante, pero se hizo larga. Así que era un poco tarde cuando finalizó.
Otra vez salí disparado hacia los ascensores (este día hice menos sociales en los pasillos) y presencié la charla “Copyright: la lógica de la prohibición y su impacto sobre el sistema educativo”. La disertante: Beatriz Busaniche otra vez.
![]() |
![]() |
![]() |
Muy interesante, lástima que me quedé sin baterías y no pude filmar gran parte de la misma. Lo que me quedó en concreto es que, de seguir el portal edu.ar con sus intenciones de licenciar con bastante restricción su contenido, incluso de incorporar DRM, una maestra podría llegar a ir presa por enseñar (de aprobarse y aplicarse la ley). Pregunté si el Ministro Filmus conoce las implicancias del tema y Beatriz Busaniche me dijo que sí, que ella misma se lo había explicado. ¿Por qué será que otra vez me quedé algo deprimido por como la corporaciones y políticos quieren manejar nuestras vidas? Porque todo eso del copyright, DRM y demás temas relacionados que andan dando vuelta no son propuestas de individuos, sino de grandes organizaciones y empresas cuya vida puede ser superior a la de un ser humano y por lo tanto, pretenden cobrar beneficios por “propiedad intelectual” a perpetuidad. En fin… amargo panorama planteó, aunque queda siempre la esperanza y ella está en un grupo que continuamente está haciendo “lobby” (para bien, por nuestros derechos, no de el de las corporaciones) y dentro de lo posible, vigilancia de los proyectos de los diputados (porque ya sabemos que esos tipos no lesgilan para nuestra defensa, excepto para la foto).
Muchos temas fueron tratados durante el día y cada uno da para hablar largo y tendido. Pero las charlas tenían un horario y este relato tiene un límite (aunque no lo parezca). Todas las conferencias finalizaron (la de Beatriz minutos después de las 19). Ya terminaba el día, terminaba CafeCONF, y al salir del salón un organizador repartía números para los sorteos que se llevarían a cabo en el Aula Magna, como en el día anterior.
En la puerta del Aula Magna nos agrupamos casi todos, obteniendo más números para los sorteos. Entramos y nos sentamos donde podíamos (había mucha gente, mucha de pie) pero también había asientos libres; supongo que los que estaban de pie lo estaban para salir corriendo ni bien terminara el show. Había gente que se retiraba antes. Una lástima perdernos el espectáculo. El showman, Leito Monk, se lució. Nos divirtió a todos con chistes y anécdotas, y hasta “bailando” en el escenario. Luego subió todo el equipo que se había armado para organizar y colaborar con CafeCONF. Una curiosa inscripción tenían sus remeras en las espaldas: HLQP (Hacemos Lo Que Podemos). Buen sentido del humor el del todo el grupo, mucha onda. Luego se fue pasando el micrófono de uno a otro, contando la experiencia de años anteriores. Uno cometió la imprudencia de mencionar que “venía escuchando su iPod….”, a continuación Leito Monk propuso que dejara el iPod en el piso y que todos saltaran sobre el aparatito (esto por contener DRMs, algo que a estas alturas usted imaginará que va contra la filosofía del software libre). Ja, ja, bromas aparte, todo estaba de lo más bien cuando mirando la hora, ya se hacían las 20. Vi a Juanjo , Mariano y otros que se estaban movilizando por su lado. Le indiqué a Gerardo y no recuerdo a quien más sentado a su lado que nos pusiéramos en marcha. Crucé miradas con Diego, quien estaba sentado en el piso, y entonces, de esta manera, todo el grupo se reunió fuera del Aula Magna.
23 personas fuimos las que llegamos a Buenos Aires, 21 las que regresaban. Facundo (a quién solo vi en el viaje de ida y nunca más) y Gerardo se quedaban. Este último con su novia. Así que Gerardo se hizo con los números de sorteo de todos nosotros (¿habrá ganado algo?) y nos despedidos de él y su novia.
7. Regresando a Santa Fe de la Veracruz
Aquí no tengo muy bien en claro los tiempos. Algunos miembros del grupo, Alejandra entre ellos, ya se habían adelantado y estaban en el minibús. Otros todavía estábamos despidiendo de Gerardo cuando, siguiendo las indicaciones del guardia salimos por las escaleras. Según parecía, el guardia señalaba hacia abajo y hacia abajo, con extrañeza por nuestra parte, fuimos. Nos encontramos en el estacionamiento sin salida a ninguna parte. Evidentemente nos habíamos equivocado (no fue culpa nuestra). Volvimos sobre nuestros pasos y esta vez subimos por las escaleras hasta el nivel de la calle. Seguimos un largo pasillo hasta doblar en el hall principal del edificio y así salir a la calle. Media cuadra más allá estaba Transporte Luchy esperándonos pero al subir, no estaban los choferes!!! Nadie sabía del paradero de estos. El micro estaba abierto y solitario, pero en los asientos traseros había algunos de los nuestros, Alejandra entre ellos según recuerdo, descansando. ¿Y los choferes? Tanto apuro…. pasaron cinco o diez minutos cuando los vimos venir desde la esquina, con una bolsita en la mano.
Subimos todos al micro, tomamos posiciones y nos pusimos en marcha. El chofer tomó por la 9 de Julio en dirección norte y luego retomó la autopista. A la distancia, por la izquierda, vi los edificios cuadrados y la pequeña torre de canal 7.
En la parte trasera del micro la conversación se volvió muy animada. Intercambiábamos impresiones. Entre tanta conversación dejé de prestar atención al camino y en algún momento, sin darme cuenta, el micro estaba circulando por la avenida costanera. Pasamos por la zona donde se accidentó hace años el vuelo de LAPA que despegaba de aeroparque. Luego pasamos frente al aeropuerto mismo. Seguimos rumbo al norte, tomamos la General Paz, acceso norte y panamericana. Finalmente estábamos en camino, en la ruta.
Federico, el profe, sentado en el frente vino hacia atrás. Allí “debatimos” un poco sobre programación y recordamos al robotito del Visual Da Vinci (el único que lo recuerda con cariño es Mariano). Kilómetros más adelante, en la zona de Escobar según uno de los choferes, nos detuvimos brevemente para visitar los baños. El lugar seleccionado fue una estación de servicio YPF. En esta ocasión no hice la acostumbrada visita de inspección, pero sí inspeccioné los precios de las comidas y autoservicio de la estación: caros. Aún así, algunos muy hambrientos no se aguantaron e hicieron algunas compras para sostenerse en el camino. Los choferes nos dijeron que nos detendríamos más adelante para cenar así que varios esperamos pacientemente. Había observado que el minibús tenía un reproductor de DVD y entonces…. ¿películas? Síííííí!!!!!!!!!!! Así que el resto del viaje fue «mirar» una película tras otra.
La primera película comenzó muy bien. Uno de los protagonistas era Morgan Freeman. Se trataba de un periodista que huele una historia de corrupción policial y comienza una investigación. Morgan Freeman era su jefe y mentor. Había otro actor conocido, el protagonista de Belleza Americana. Un peliculón… al principio. (ojo, sáltese al siguiente párrafo si no quiere saber como termina). Poco a poco fue decayendo el nivel y su final fue demasiado realista: al político que estaba detrás de toda la corrupción le ofrecen dos alternativas: no presentarse nunca más a un cargo político o publicar la historia e ir a la cárcel. Por supuesto, eligió la primera.
No recuerdo el nombre de la segunda película. No recuerdo ni los protagonistas. Lo único que recuerdo es que la historia era predecible: iba adivinando el argumento. Así que antes de que las cosas sucedieran, yo ya sabía lo que pasaría. Me arrellané en mi asiento y me puse a dormir.
Me desperté en San Nicolás y allí nos detuvimos algún tiempo para cenar e ir a los baños (yo tampoco fui a estos, ya los conocía 😉 ). Aquí hay que mencionar la única falta de los choferes: dejaron el minibús abierto. Diego fue el único que se dio cuenta y estuvo mirando por ahí, hasta que vino un chofer y lo cerró. Luego se reunió con nosotros. No se que hora era pero pedí un sándwich de milanesa que estaba bien. Luego seguí el ejemplo de Diego y compré un alfajor Grandote para postre. Nos desparramamos en las diferentes mesas y tranquilamente devoramos nuestra cena. En la sobremesa hubo una referencia, una broma, relacionando una escena de una de las películas con un miembro del grupo…. mejor no la repito porque en realidad todo se quedó en miradas y medias palabras….. hmmm….. además, si no han visto la película, tampoco entendería el chiste (y no entraré en explicaciones 🙂 ).
Saliendo de San Nicolás me entretuve mirando los carteles de la ruta, observando las distancias que faltaban a Rosario y Santa Fe y calculando los tiempos. El minibús estaba a oscuras, todo estaba tranquilo y muchos dormían. Y yo también. Bruno me contaría mucho después que los choferes se portaron bien en una maniobra con el micro: parece que un camión iba zizageando, en nuestra dirección. Estábamos en la autopista, por suerte todos íbamos en el mismo sentido. Los choferes le hicieron señas con las luces al camionero y cuando este enderezó el rumbo, el minibús lo sobrepasó. ¡Qué peligro ese camión! Y tengo entendido que no es un caso aislado…..
Llegando a Santo Tomé desperté nuevamente. Vi y recordé no muy cariñosamente a las estaciones de servicio que no me cargaron GNC cuando viajé a Córdoba (ahora sé que no las necesito para llegar hasta San Francisco). El puente carretero nos llevó a Santa Fe, tomamos la avenida de circunvalación, luego la 27 de Febrero, Alem (por unos metros) y en la calle Belgrano doblamos para llegar hasta la terminal de ómnibus. Cuando nos levantamos, Sebastián se dio cuenta que había quedado un chocolate blanco, los de Federico, bajo él. Estaba algo derretido.
Nos despedimos unos a otros, agradeciendo a los choferes. Ellos se fueron, el grupo se fue desarmando y ocurrió que Juan olvidó su celular abordo del micro, así que tuvo que llamar a los choferes para recuperarlo. Y aquí, ya finalizando la historia, recordemos como empezó este relato: Gonzalo, Juanjo y yo nos comprimimos (zipeamos) en el asiento trasero del Fiat 147 del papá de Bruno. Dejamos a Gonzalo primero. Juanjo y yo seguimos viaje hasta la casa de Bruno y frente a la misma, tomamos un vehículo en la remisería que hay allí. Eran las 3 cuando llegué a casa.
Las conferencias: Hubo charlas para todos los niveles y de todos los niveles. Desde muy buenas hasta muy malas. El balance general fue bueno. Siempre se aprenden cosas nuevas.
El albergue: quizás la próxima vez sería conveniente alquilar un cuarto en algún hotel más céntrico, aunque signifique pagar $30 o $40 más por cabeza. Al menos tendríamos mayores comodidades y mejor ubicación.
El viaje: Mezclados con los momentos de divulgación de conocimientos hubo momentos de esparcimiento. Creo que todos disfrutaron del mismo. Personalmente, no debo dormir antes de iniciar un viaje en micro. Hubiera sido preferible dormir en el minibus ya que al otro día, en horario de la siesta, cabeceaba de sueño. Otro tema: para la próxima convendría llegar un día antes, o con suficientes horas de anticipación como para descansar bien. Además, en esta ocasión podríamos haber planificado el viaje para extenderlo un día más – total las conferencias terminaban el Sábado y el día siguiente era Domingo – y así visitar otros lugares de la ciudad, llegando a otros lugares. No tuvimos en cuenta estos “detalles” antes del viaje y fueron algunas de las conclusiones a las que arribamos durante el mismo.
Lo tendremos en cuenta para el futuro. Espero que se hagan costumbre. En estos viajes se aprende y conoce mucho, se nos pone en contacto con el «estado del arte» del mundo del software (en esta ocasión: el libre).
Y así concluye esta historia. Espero hayan disfrutado de la misma como también sirva de empujón a más de uno para escribir sus propias experiencias.
Hasta la próxima!!!!
Muy buena la reconstrución de los hechos y cuanto que nos sugiere a los que fuimos.
Esta es seguro una historia de las tantas que van a quedar… Gracias por esto.
Que buen viaje, cual es el proximo que nos espera??
Algunas cosas que acotar
– Vos los escuchaste vomitar al franciscano, YO LO VI, Y FUE MAS ASQUEROSO
– Yo tambien vi, al tipo orinando, y dije, tuvo una noche de mucho alcohol, sin un solo baño, igual no es razon para mear en la calle
– COSPELES!!!!, comentarios como esos, marcan tu edad
– Te olvidaste que yo me pare en señal de desafiarte cerca del borde del pozo, del subte en el primer viaje, habia cada cara de carterista esa mañana
– Uhh, me olvide de acotar lo de la guardia urbana, en mi blog
– Otro consejo, con los reproductores, que no tengan partes moviles, y que no sean a pilas, de buena fuente, me mostraron varios, que eran a pilas, que despues de unos meses, dejaban de ser reprodutores, y pasaban a ser solo pen-drive
– A ver, la gente de los autitos chocadores no fue para junajo, vos te quedaste para la “charla tenebrosa” de las DRM, ¿¿alguien fue a verlo a juanjo??, acoto, que yo ya lo habia visto en cordoba
– Por lo que escuche, Alex Martelli, es el capo de los capos, en el mundo de phyton (piton!!, como diria nuestro amigo ogusset)
Disculpa soy de jujuy y quiero ir al cafeconf como puedo llegar de retiro o donde nos podemos alojar te agradeceria informacion al respecto
Para llegar desde Retiro a la UADE es fácil:
1) debes tomar la línea C del subterráneo en dirección a Constitución.
2) te bajas en la estación Independencia (sobre calle Lima y Avda. 9 de Julio)
3) sales afuera y a lo sumo deberías estar a media cuadra de la UADE
Sobre alojamiento te recomiendo buscar en la web sobre hoteles en Buenos Aires. En internet suelen encontrarse hoteles de cierta categoría.
Quizás convenga ir y buscar al momento de llegar. Recuerdo uno muy económico sobre avenida 25 de Mayo pero sin media pensión, ni desayuno te daban. El hotel estaba como a 2 cuadras de la Avda. 9 de Julio, más o menos, no recuerdo la altura. Por supuesto que fui a ese hotel hace casi 10 años atrás. No se como estarán las cosas ahora (con todo esto del boom turístico)
Saludos!
Antes que nada, perdon por la demora del post, no lo sigo a diario al blog. Pero me engancho con los relatos de los viajes.
-Eso de los cospeles…creo que lo vivi.
-La galeria mencionada de llama Jardín.
-Lo de discapacidad no me sorprende, aun veo gente no vidente sin ayuda para llegar a algun lugar.
Saludos de un tucumano viviendo en Cordoba, espero que sigan los viajes y los relatos extensos tambien.