Los reality show están de moda. En la caja boba que se llama televisión uno encuentra los más variados espectáculos y en lo que a televisión nacional se refiere, El Gran Hermano es uno de los más dudosamente destacados. En esta clase de programas es frecuente ver cómo conviven los participantes, colaboran o se pelean, qué opinan (si tienen la inteligencia para articular una frase coherente), qué hacen, con quienes se llevan bien, con quienes se llevan mal, amor, sexo, dinero y serruchadas de piso varias.
Afortunadamente yo no veo El Gran Hermano. Lo único que sé de ellos es por algún que otro titular que aparece en InfoBAE (habitualmente dicen algo así como “nominado fulano de tal”) y por los comentarios de algunos de mis amigos que dejan traslucir de vez en cuando lo que sucede en “la casa” (ojo, aquí no aplica eso de «dime con quien andas…» 😉 ).
Yo prefiero programas de mayor altura donde se aprende algo, además de incluir los ingredientes de un “reality show”: peleas, amor, sexo, dinero y serruchadas de piso. Y para mí el mejor en ese rubro es “El Aprendiz”, emitido por People&Art los lunes a las 21 hs.
En este programa los candidatos compiten por un trabajo en las empresas de Donald Trump. Esta persona es un famoso multimillonario de los EE.UU. Sus negocios abarcan el área inmobiliaria, casinos, golf, perfumes y vaya uno a saber en que otras cosas anda. Los participantes están divididos en dos equipos y semana a semana deben llevar adelante una tarea. ¿Qué tareas? En una ocasión consistió en diseñar, fabricar y vender un folleto turístico; en otra tuvieron que montar una peluquería y atraer clientes. En este tipo de proyectos el objetivo es recaudar. En otros proyectos se tienen en cuenta conceptos artísticos o de marketing. Por ejemplo: en alguna ocasión tuvieron que montar una exposición para publicitar un auto, armar una carroza para promocionar una película o crear un área dentro de un Walt-Mart para mostrar la X-Box 360 de Microsoft. En estos proyectos el jurado está formado por ejecutivos de la firma para la que diseñan la campaña. Y todos estos proyectos deben iniciarlos desde 0 y tienen un par de días para concretarlos. Una mañana se reúnen con Trump y este les dice la tarea y a partir de ahí, “manos a la obra”.
Cómo mencioné anteriormente, hay dos equipos y en oficinas separadas cada uno tiene una tormenta de ideas inicial, se reparten responsabilidades y se ponen a trabajar. Yo disfruto del intercambio de opiniones del grupo y también “participo” pensando cómo lo haría, cómo diseñaría algo, que cosas hay que tener en cuenta, a veces digo que “eso funcionará” o “eso no funcionará”… y a veces coincido y a veces no. Veo la dinámica del grupo (a veces van bien, a veces no congenian), veo cómo administran el proyecto, cómo lo hacen, quien gana y quien pierde.
Cada episodio del programa termina con un equipo ganador y un equipo perdedor. Los ganadores reciben un premio: visitar un exclusivo viñedo, viajar en jet privado a los estudios DreamWorks, comprar ropa en exclusivos negocios atendidos por algún diseñador famoso, conocer a alguna celebridad, etc (a veces los premios me gustan, a veces no).
Pero lo peor es perder porque van a la Sala del Consejo. Allí los espera Donald Trump con dos ejecutivos de su empresa sentados a su lado (y quienes han visitado los equipos mientras han trabajado, observándolos). Comienzan con analizar la derrota, ver por qué perdieron. Entonces ahí hay peleas garantizadas: que la culpa fue del otro, que fulano no hizo nada o hizo lo que no debía hacer, que aquél se equivocó en el concepto, etc, etc, etc… excusas. Al final, Trump decide a quien despedir y ese equipo pierde un miembro para el próximo proyecto, la semana que viene. Trump dice “estás despedido” y en ocasiones, en vez de despedir a uno, despide a dos. Así se van reduciendo los participantes y a lo largo de la temporada los equipos se van reacomodando. Al final quedan dos personas que deben competir entre sí por el trabajo.
Me he perdido muchísimos episodios de este programa. No se si van por su cuarta o quinta temporada. Incluso existe una variante del programa protagonizada por Marta Stewart, otra famosa empresaria estadounidense (he visto aún menos esta “variedad” del programa). Con Donald Trump sé que el episodio final consiste en organizar un evento en todos sus detalles. Son eventos enormes, de miles de personas y que manejan cifras millonarias. Para volverse loco.
El último episodio de “El Aprendiz” de esta temporada se emite el lunes que viene (ayer se emitió la primera parte) pero si alguien quiere ver algunos anteriores, tengo grabados los últimos cinco o seis emitidos (hace poco me avivé de comenzar a grabarlos para verlos cuando pueda) 🙂
Uno de los pocos programas de televisión recomendables, en mi humilde opinión.
Sobre la comparación que hacés al principio, primeramente estás poniendo en la balanza un programa que sale por un canal de aire y por otro lado otro que va por cable pago.
Creo que no se puede hacer esta comparación directa ya que me parece que apuntan a públicos distintos.
Por otro lado yo particulamente no miro televisión porque me parece que atonta a las personas y no conozco ningún programa el cual me sirva para algo, prefiero hacer otra cosa, tocar la guitarra, ir a la casa de un amigo o simplemente mirar el techo…
Saludos!