El «bebé asesino»

Uno de mis recuerdos de la infancia es el del bebé asesino. No se trataba de un muñeco. Nada que ver. Lo jugábamos con mi hermana y el protagonista de la historia era la fruta conocida como ananá. La forma de la misma, que podía mecerse en los brazos, y sus espinosas hojas, calificaban bien para el nombre. Nos perseguíamos intentándonos pinchar uno a otro con sus puntiagudas hojas. ¡Qué salvajes éramos! 🙂

Hace un par de días un amigo me pidió que le prepare una bebida típica de esta fiestas. Se trata de una receta de familia, la del «ananá fizz». ¿Ustedes creen que eso que compran en los supermercados, embotellado, es ananá fizz? Ja, ja…. pobres si así lo piensan.

Este post no tratará sobre la receta. Esta es secreto familiar 😉 Aquí hablaré sobre cómo seleccionar al ananá o piña (viene a ser casi lo mismo, hay una diferencia en la forma nada más) y me apoyo en la experiencia de mi padre ya que no tengo mucha comprando ananá. Realmente no hay mucho para tener en cuenta, sólo cuatro factores:

  • Dureza del fruto: Es importante que no esté blando. Al presionar la fruta, los dedos no deben hundirse.
  • Resistencia de las hojas: lo ideal es que cuando uno tira de una hoja del penacho, esta salga sin ofrecer resistencia. Realmente es difícil encontrar la fruta en esta situación en el comercio ya que indica que está madura, cercana al límite de pasarse.
  • Aroma: su perfume tiene que ser el típico del ananá, cuanto más perfumada, mejor
  • Color: muy verde, está verde 🙂 Lo ideal es el color dorado que adquiere el fruto a medida que va madurando. Cuando comienza a ablandarse, el color cambia a negro (no es este el momento de comprarla)

Al madurar el ananá, este se vuelve negro, como la banana, otro fruto tropical. Sucede que la maduración de la fruta no es pareja y puede haber una parte a punto y otra algo pasada. Hay que saber elegir y tener algo de suerte.

Sobre precios en el comercio

Me habían dicho que encontrar ananá a $3,50 c/u es muy caro (a ese precio los había visto hoy en Crespo, E.Ríos, y bastante grandes) y también me habían dicho que acercándose cada vez más las fiestas, estos precios se incrementarían. Con estas ideas en mente, hoy salí caminando durante la calurosa tarde santafesina. Visité cinco supermercados y cuatro verdulerías.

Lo más barato en ananá fue a $3,40 pero todos eran minúsculos. Había abundancia de piñas. Esto fue en una verdulería sobre General Paz, entre Angel Casanello y J.P.López. Las piñas estaban a $3,20 c/u. Había un par que eran bastante grandes, pero todas estaban muy verdes.

En el super Patricia (a la vuelta de casa), tenían las piñas a $4,50 y en una verdulería, una cuadra más allá, los ananá a $4. En los supermercados Delca (General Paz y Salvador del Carril), Kilgemann (General Paz y Pedro Zenteno), Alvear (Alvear y L.Molinas si mal no recuerdo) tenían ananás a más de $4. Otra verdulería sobre General Paz, entre Colodedro y L.Torrent, tenía piña a $4 y $5, dependiendo de no sé que factores para tal diferencia de precio (y en otra verdulería sobre la cuadra de enfrente, en la esquina, no tenían nada). Había bastante ananá, más de lo que pensaba, pero el gran problema que veía era que todos eran muy chicos. Finalmente llego a Coto (en Estación Recolecta – Rivadavia y Obispo Gelabert) donde vendían piña por kilo (único lugar donde la vendían por kilo). Con la ventaja (que se da en todos los supermercados) de que uno puede elegir la fruta tocándola, hice mi mejor esfuerzo y adquirí dos piñas cuyo costo por cabeza llega a $2.85.

Aquí finaliza este post sobre la selección de la fruta. En uno futuro publicaré la receta de mi familia para el ananá fizz. Ah, ¿cómo? ¿No era secreta? Hmm….. bueno, se por experiencia de otra gente (de mi misma gran familia) que el conocer la receta no garantiza que salga igual que a mi vieja… ya veré si tendré suerte.

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